¿Qué son los terrores nocturnos?
Un terror nocturno es similar a una pesadilla, pero es mucho más dramático. Si un niño tiene un terror nocturno, se despertará gritando y resultará imposible consolarlo. Los niños no parecen darse cuenta de que alguien está intentando ayudarlos a sentirse mejor. Finalmente, el niño se vuelve a dormir y, en general, no recuerda el terror nocturno al despertarse.
Los terrores nocturnos pueden causar alarma, pero no son nocivos y casi siempre, los niños los superan.
¿Cuáles son los signos y los síntomas de los terrores nocturnos?
Un niño con un terror nocturno tal vez:
• se siente repentinamente en la cama
• esté muy alterado y asustado
• grite con angustia
• respire más rápidamente y tenga una frecuencia cardíaca más elevada
• esté sudando
• mueva las piernas
• se levante y salga corriendo de la cama
Lo normal es que después de unos minutos, o un poco más, el niño se calme y se vuelva a dormir.
¿Cuáles son las diferencias entre pesadillas y terrores nocturnos?
• En las pesadillas los niños lo recuerdan todo con detalle. En los terrores nocturnos no recordarán nada.
• Las pesadillas se producen en sueño REM en el último tercio de la noche y los terrores nocturnos en sueño No-REM y primer tercio de la noche.
• Las pesadillas son menos violentas y agitadas, suelen estar con los ojos cerrados mientras que los terrores nocturnos son muy violentos, suelen tener los ojos abiertos y se incorporan de la cama gritando.
• Ambos son episodios benignos que desaparecerán con el tiempo.
¿Qué ocurre durante los terrores nocturnos?
Los terrores nocturnos suelen ocurrir entre 2 y 3 horas después de que el niño se queda dormido. Este es el momento en el que el cerebro no se encuentra en las etapas REM (movimientos oculares rápidos) del sueño. El niño se despierta parcialmente y el área del cerebro que controla las respuestas de «lucha o huida» está con demasiada estimulación. Esto hace que el niño sienta pánico y esté aterrado.
Los terrores nocturnos son más habituales en niños menores de 3-4 años, aunque a veces se reproducen a los 5-6 años o incluso más de 13 años. Como ocurren cuando un niño está parcialmente despierto, las cosas que interrumpen o dificultan el sueño (como la apnea obstructiva del sueño y el reflujo) pueden aumentar la probabilidad de tener terrores nocturnos.
Otras cosas que pueden aumentar la probabilidad de tener terrores nocturnos incluyen:
• no dormir lo suficiente
• estar enfermo
• tomar algunos tipos de medicamentos
• dormir en un nuevo ambiente o lejos del hogar
• la ansiedad o el estrés
• consumir demasiada cafeína
Los terrores nocturnos y otros factores que interrumpen el sueño, como el sonambulismo, suelen ser hereditarios.
Un niño podría tener un solo terror nocturno o varios antes de que desaparezcan. En la mayoría de los casos, los terrores nocturnos simplemente desaparecen por sí solos antes de la adolescencia.
¿Cómo se tratan los terrores nocturnos?
Los terrores nocturnos pueden ser sumamente alarmantes para los padres, quienes se sienten inútiles cuando no logran consolar a su hijo. Pero los niños están bien y probablemente no recuerden el terror nocturno al día siguiente.
Si su hijo tiene un terror nocturno, la mejor forma de manejarlo es la siguiente:
• Acudir en su ayuda, NO intentar despertarle, esto no suele funcionar y los niños que se despiertan probablemente estén confundidos y alterados, pero háblele suavemente con palabras de cariño y caricias. El pico máximo de las pesadillas se produce entre los 4 y los 8 años, “la edad de los miedos”.
• Asegúrese de que no se lastime por si patalea o comienza a correr.
• Espere pacientemente hasta que el niño vuelva a dormir, lo que suele ocurrir en unos pocos minutos.
• No le preguntes qué ha soñado, guarda tu curiosidad en el cajón, eso no le ayudará y reforzarás el miedo.
Para ayudar a su hijo con los terrores nocturnos, intente lo siguiente:
• Ayude a su hijo a manejar el estrés, y a relajante para irse a dormir, podéis leer un cuento, cantar una nana o hablar sobre lo que ha ocurrido en el día
• Asegúrese de que su hijo descanse lo suficiente y mantener una adecuada rutina del sueño, acostarse temprano si al día siguiente hay que madrugar, etc. La falta de sueño crónico es el mayor desencadenante de las parasomnias.
• Si su hijo tiene apnea obstructiva del sueño o reflujo, siga las recomendaciones de tratamiento que le dé su médico.
• El consumo de grasas en la cena aumenta la probabilidad de episodios de sonambulismo y terrores nocturnos en niños predispuestos. Además, en el resto de la población, las cenas ricas en grasas saturadas agravan el insomnio.
• ¿Y para dormir mejor? Pues, aunque parece una broma, tenían razón con aquello de “un vasito de leche y a la cama”. La leche es un liberador de triptófano (precursor de la melatonina) que ayuda a inducir el sueño.
• Evitar televisión, videojuegos y pantallas antes de dormir. La estimulación lumínica no solamente inhibe la producción de la melatonina (hormona del sueño) retrasando el sueño, sino que esa sobreexcitación puede empeorar las parasomnias.
LÁMPARAS QUITAMIEDOS, UNA GRAN AYUDA
Para ayudar a tus hijos a transitar por esta etapa, es recomendable que mantengas encendida una luz suave cerca de su cama y, para eso, las lámparas nocturnas para niños, también conocidas como ‘luces quitamiedos’, resultan ideales.
Este tipo de artículos anula la oscuridad total, ilumina la habitación de forma tenue y, lejos de perturbar el sueño del bebé o del niño, lo ayudan a relajarse para lograr un descanso reparador. También te permiten entrar en el cuarto de tu hijo sin necesidad de encender la luz y, además, le brindan confianza y seguridad cuando ya se levanta solo de la cama, tanto para moverse como si necesita salir de su habitación para ir a la tuya o al baño.
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Ayudarán con esos terribles miedos, calmándolos con una luz tenue, que por supuesto no es molesta para dormir, pero sí que ayudará a evitar que imaginen toda una colección de monstruos entre las sombras, dándolos así más tranquilidad y seguridad.